13 de marzo de 2013

Vivimos dentro de un jugo

Vivimos dentro de un frasco de vidrio lleno de jugo de pulpa (si es de naranja u otra fruta no es relevante).
Este frasco pasaré a denominarlo ambiguamente “mente”.
Agitando la Pulpa
Estamos sentados en el fondo y al centro del frasco. La pulpa está agitada y revolotea a nuestro alrededor impidiendo ver las propias paredes de vidrio del frasco.
Cualquier IDEA, SENTIMIENTO o ACCIÓN VOLITIVA, agita todo el frasco. ¿Por qué pasa esto? No lo sé, y en realidad sabios inmensamente grandes tampoco lo han podido explicar. Sin embargo la intuición (eso que no tiene nada que ver con lo racional) nos informa que hay algo más allá, pues de vez en cuando hemos visto las paredes de vidrio, pero solo en pequeños pedazos.
En esta etapa aún no sabemos que el frasco-mente tiene forma de cilindro, así de grande es nuestra ceguera.
Entra en Acción la Meditación
Meditar es CONCENTRACIÓN, es decir “con” y “centración”, “poner al centro”, tener un solo centro (perdonen el juego de palabras). Solo puede haber UN centro. ¿Y cuando tengo 2 o más “centros”? No te confundas son “nodos”, no “centros”. Centro solo hay uno. (-¿No que las elipses tienen 2 centros? -No, tienen 2 focos.)
Al CONCENTRARNOS ocurre algo importante: el frasco-mente deja de agitarse, y la pulpa empieza a caer (decantarse) hacia el fondo y empezamos a “ver” más allá. “Ver” es un verbo metafórico, y quizá usar la palabra consciencia (“darse cuenta”) sería más indicado.
Cualquier IDEA, SENTIMIENTO o ACCIÓN VOLITIVA fuera de la concentración volvería a agitar todo el frasco-mente. Por eso se enfatiza que al meditar no nos “enganchemos” con estos elementos.
Incluso pensar “Ah, sí ahora veo el “frasco” derrumbaría la visión de ver el frasco. Incluso el sentir felicidad por ver el frasco (aún sin ningún otro pensamiento) también anula la visión, anularía la consciencia. Por eso, meditar CORRECTAMENTE es difícil.
Si estas en la etapa en que meditas con sentimientos agradables o con ideas grandilocuentes, está bien, es parte del proceso de irse concentrando, pero se deberá perseverar; tómatelo con calma pues el “deseo de perseverar” también es una idea o sentimiento que emborronaría la meditación. Así que: tranquilos.
Esta quietud del frasco-mente se ha logrado gracias al equilibrio entre 2 fuerzas muy de nosotros los humanos: la razón (valores masculinos) y la emoción (valores femeninos). Si solo alimento mi meditación con intelecto, fórmulas o discurso no lo lograré. Si solo soy emoción, puro éxtasis, pura ambigüedad, tampoco avanzaré. El secreto es el EQULIBRIO. (¿Cuál secreto si te lo estoy diciendo claramente de frente y te lo estoy poniendo en Internet? ¿Cómo va a ser un secreto?)
Dioses, ángeles, demonios, bodhisatvas, Peter Pan
Hay mucha gente que le encantan los seres que menciono en el subtítulo.  Sin embargo todos ellos se encuentran dentro del frasco, muy pegados a las paredes de vidrio, algunos casi son el vidrio de la pared. Pero aún siguen estando “dentro” del frasco-mente.
Son tan fascinantes que hay quienes les rinden culto, los estudian, los disectan, los categorizan. Todos ellos también son grumos de pulpa de fruta, son las últimas partículas en caer al fondo. Hay unos cochambrosamente pegados a la pared, pero ya NO tienen el tamaño ni la densidad suficiente para ocultar que la mente tiene la forma cilíndrica de un frasco de mermelada.
También están las personas absortas en estudiar el frasco en sí mismo, ya no los grumos ni el agua intermedia. Algunos se abstraen viendo la tapa. En tanto nosotros…
¡¡Tenemos la fortuna de ver más allá de las paredes del frasco!! Y yo que pensé que el frasco era “todo”. ¡Qué ingenuidad!
“Eso” que está fuera del frasco es la Vacuidad. Está más allá del tiempo, el espacio, la mente y la emoción. El simple hecho de “verla” genera un estado de paz inquebrantable denominado Nirvana, el estado de Iluminación, el Despertar.
Lo bueno es que tengo pies, manos y cabeza, así que podré salir del frasco, ya no solo con la vista. El problema es que… al sentirme excitado por La Liberación, he vuelto a agitar el frasco-mente. ¡Agh, esos grumos! Y mi frustración y enojo… lo único que lograron fue agitar más el frasco-mente, incluso haber escrito estas palabras como desahogo de esas ideas-pensamientos, también han agitado el frasco…
No, ya no “veo” nada. Hasta empiezo a dudar de haber visto algo.

Mira a tu alrededor
Mira a tu alrededor ¿cuántos objetos requieren la “fabricación” de actos volitivos (meterles voluntad, ejercer nuestra voluntad)?
Nos encanta hacernos las cosas difíciles: ya estamos rodeados de tantas cosas alrededor que “exigen” nuestra atención, nuestra energía, que literalmente estamos inundados y ahogados.
Cuando digo “cosas” me refiero a objetos mentales, objetos emocionales u objetos físicos, así como las cosas intermedias entre ellos). Pues no contentos con ello estamos fabricando más y nos enredamos con nuevos elementos y circunstancias.
Toma por ejemplo prender la televisión. Eso requiere ejercer nuestra voluntad: apretar un botón, no se hace solo. Incluso generar las ideas “apuntar” “hacia” “el televisor” “apachurrar” “el botón” “yo me” “equivoqué” [frustración] [enojo] “volver a” “apachurrar” “el botón correcto” son circunstancias que nos alejan de aquello que podríamos ver al meditar. Agitamos el frasco. Y para colmo esto es el preámbulo para ver un programa lleno de chismes, exageraciones y denigraciones, por decir lo menos. Más contaminación mental y espiritual ¡Tanta que ya hasta nos parece “normal”!
Por eso tenemos que ayudarnos a nosotros mismos haciéndonos las cosas fáciles: empieza por poner al centro cosas pequeñas, cosas sencillas, no medites con música, no pongas incienso fuertes o aromatizantes, no medites por buscar o ambicionar poderes sobrenaturales (de una vez te lo digo: no existe lo sobrenatural: las brujas, los ovnis, la telepatía, la precognición y tantas otras cosas SON NATURALES. ¡Así de grande es nuestra ignorancia!), etc., etc.
Sin embargo debemos de partir de lo que hay: lo mundano.
Así que para meditar, por hoy, por ahorita, usaré mi cuerpo, mi espíritu y mi mente. Al fin que ya sé el truco: equilibrar mis valores masculinos y mis valores femeninos. Y recuerda, que no se te olvide: “el Tao que puede ser expresado NO es el verdadero TAO”.

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