8 de marzo de 2014

¿Quién es Tara Verde?

¿Quién es Tara?
Tara es la representación de una energía compasiva y benevolente de sanación. Natural, orgánica, envolvente, paciente y obsesiva. Andrógina tirando a femenina (o ¿será femenina tirando a andrógina?).

No es una diosa, no es una virgen, no es un espectro, no es un “ángel”; se parecería más a un genio (o yinn, del árabe djinn). Y sin embargo siempre tendrá la forma más eficiente para cumplir su cometido.


¿DE CUÁL BUDISMO VIENE TARA?

Primero se debe hablar de los siguientes Budismos (las clasificaciones y fechas son esquemáticas. Fuente: http://www.kendo-andorra.org/csn/080507.htm):
  1. B. Theravada (hace 2,500 años). La enseñanza directa del Buda histórico Siddharta Gaotama.
  2. B. Zen (hace 1,500 años). Primero en China, centurias después en Japón. Incorporó aspectos del Taoísmo. 
  3. B. Mahayana (hace 1,500 años). Con un sinfín de escuelas (Tántrico, Lamaismo Tibetano, etc.).
  4. B. Tibetano (hace 1,400 años). Fusionada con magias nefastas provenientes de religiones anteriores, como el Bön (tradición chamánica y animista). 
  5. B. Occidental (menos de 100 años). Busca juntar “todo lo mejor” de todas las anteriores (eclecticismo), hace revisiones históricas.
  6. B. Libertario (el Budismo que he integrado yo como mi camino. Lapso: hoy). Es como el Theravada pero con previsiones conspiranóicas.
En segundo término ya se puede hablar de que Tara “nace” en el B. Mahayana. Un Budismo que cree que la colectividad es necesaria para la Iluminación. Dicha colectividad no solamente es para el ámbito humano, sino que también se “imaginaron” un Olimpo búdico lleno de seres arquetípicos, muchos de ellos denominados “Paseantes del Vacío” (para no caer en el concepto pre-existente de deidades o dioses o divinidades), otros eran budas y pre-budas con aventuras y personalidades mágicas (aunque algunos directamente basados en personajes históricos –como el caso del mismo Buda Siddharta Gautama y del maestro Manjushri-), así como otros seres intermedios y/o paralelos a los ya mencionados.

Se podría decir que el B. Theravada (y también el B. Zen) presenta las características siguientes: estricto, frugal, sintético y depurado, autodisiplinado, sin símbolos ni diagramas, sin rituales (solo meditación del seguimiento de la respiración), sin “santitos” intermediarios entre la persona y la última realidad (Nirvana-Iluminación).

Por contraste el B. Mahayana (y el B. Tibetano) presenta las características siguientes: condescendiente, saturado (barroco), colectivo o social-sociable, lleno de ídolos-símbolos-diagramas, con rituales y cantos, con “santitos” y “deidades” que sirven de intermediarios entre la persona y la última realidad (con miedo a la fusión en Nirvana y por ende su postergación infinita).

LA COMPASIÓN PERSONIFICADA

El B. Mahayana al imaginarse estos otros mundos, planos, dimensiones, cielos, paraísos, vacíos y su relleno con nuevos y fantásticos (en el mejor sentido del término) seres, vino a representar a la fuerza de la compasión como un hombre andrógino con once cabezas y miles de brazos. Las once cabezas representan la constante observación en todas las direcciones, incluyendo la cabeza que ve hacia ADENTRO, al corazón-pensamientos. Los brazos terminan en una mano normal, y cada una ostenta una herramienta con la cual ejerce la compasión, aliviando con lo contrario del malestar.

Avalokiteshvara
En esta palma un pan (para el que tiene hambre), en esta otra un vaso de agua (para el sediento), en aquella una aspirina (para contrarrestar el dolor de cabeza), o un libro (para quien necesita salir del analfabetismo y de la ignorancia en general); anteojos, zapatos, ungüentos, también sirven, incluso puede haber una guitarra (habrá alguien que necesite oír una canción que le levante el ánimo). Y así cada mano para todas las circunstancias infinitas que lleguen a presentarse.

Este señor mágico, que puede ir a cualquier dimensión se llama Avalokitesvara y se le puede evocar con la frase OM-MANI-PADME-HUM, que es algo así como su número telefónico (para que no se oiga tan desangelado, mejor le denominaremos “mantra”), el cual debe decirse de manera gutural y muy repetidamente (ya sea hablado o mentalmente, pero siempre de corazón).

Hay gente que cree que existe como una persona, como un individuo, alguien con quien platicar, un ser “volumétrico”. 

Avalokitesvara es el padre de Tara.

Yo creo que es una fuerza, una inspiración o un ideal y que al mencionar su mantra yo me envisto de ese mismo ideal. Como si me pusiera la capucha de Batman para transformarme en… Batman, una fuerza justiciera, inmortal e incansable que actúa en las sombras de la noche. El mismo Batman lo ha dicho: “Un héroe puede ser cualquier persona,...” (Últimas palabras de Batman al Comisionado Gordon antes del desenlace final en la Película del 2012: "Batman: El Caballero de la Noche Asciende"). 

TARA NO TIENE MADRE

Solucionarle a los demás sus problemas (o por lo menos intentarlo de manera honesta) es una labor tan ardua para Avalokitesvara que constantemente (en sus muy variadas historias mitológicas) lo vemos abatido, cansado, entristecido, fragmentado (en serio: en una aventura estalla en mil pedazos), a veces es un humano en el  planeta Tierra, a veces es un “paseante del vacío” con serias dudas existenciales, pero en el último momento se sobrepone a la adversidad y termina mostrándose muy efectivo en la aplicación de la compasión y de la bondad.

Se supone que se Ilumina (aunque habemos quienes discrepamos de este supuesto) pero no se queda allá (en el Nirvana) y se retacha hacia los planos inferiores (entiéndase concretamente: el planeta Tierra). Acá siempre anda viendo sufrimiento y pesar en todas partes, en todos los niveles y de todas las maneras, y en uno de tantos abatimientos y meditaciones y aún con sus facultades de iluminado(?) lloró.

Una sola lágrima. Que condensaba todo su deseo de aliviar. La quintaescencia de la bondad.

La lágrima brotó de su ojo cerrado y, obviamente, se escurrió por su andrógino rostro hasta la barbilla, siguió cayendo pero nunca llegó a estrellarse en el piso metafísico, pues conforme viajaba en el aire se iba transformando en una doncella con dos brazos y dos piernas, una cabeza, y heredera de la androginia de su padre. Nacía así Tara, que significa "estrella" (en sánscrito). La fuerza de la compasión, la benevolencia y la sanación (todo ello junto) en su versión femenina.

Recordemos que la imaginación del B. Mahayana es barroco (es decir: saturado y saturante, atiborrado, exuberante) y que se deja engolosinar por las ideas, así que siguió encontrando diferentes y nuevas complejidades, ahora introduciendo el color blanco representante de pureza, compasión, la larga vida, la sanación y la serenidad. 

Tara en contacto con este mundo.
Si uno ve a esta Tara Blanca, que ofrece sanación a los seres que están heridos o dañados (sea física o psicológicamente), por lo menos para nosotros los mexicanos (un pueblo que estamos inmersos en un mundo judeo-cristiano-católico) viene a evocar una Virgen de Guadalupe pero a la que su juventud y androginia erradican su maternidad. También es más mágica, pues aparece flotando o de manera “etérea”, pero con un pie apoyado en el suelo para recordarnos que está y estará en contacto con este mundo (el Planeta Tierra). 

El B. Mahayana nos presenta diversas Taras: mediante colores representarían diferentes aspectos de la bondad, la liberación y el éxito. Así Tara Amarilla sería aquella asociada a la riqueza y prosperidad y las ideas, la lógica y el raciocinio (algo así como los valores de la mujer géminis). Tara Negra estaría asociada con el poder y las actividades provenientes de la hechicería pesada. Tara Roja con actitudes pasionales (por ejemplo: el enojo transformado en arrojo y/o tesón, o la valentía que salva: la audacia. El cómo transformar el deseo crudo en compasión y amor) y atraer las cosas buenas. Tara Azul asociada a la transmutación de la ira.

Algunas adquirieron vida y nombre propios (Aria Tara, Jetsun Dölma, Duoluo, Doljang, Dumu, Kurukula, Ekajati, Tara Kwan Yin, etc.) llegando a haber hasta 21 Taras o 22 (Khadiravani la "Vigésima Segunda Tara"). 

La más valiosa para mi, es Tara Verde

Quien viene a tener todas las virtudes (y expurgadas las deficiencias) de la mujer tauro. A veces es lenta, pero siempre imparable, se toma su tiempo para ir zurciendo cada cicatriz. Aunque es una ardua e infinita labor la hace con gusto y cariño.

Entonces tenemos los valores intrínsecos de la primera Tara (compasión y bondad) pero ahora concentradas en las magias sanadoras de la naturaleza (que por eso es verde). Es envolvente, como la copa de un árbol o un prado en el cual retozamos, o una cobija en invierno. Verde como un té que alivia el dolor de panza (que no es panza, es estómago). Como la brisa de un bosque que alivia la garganta quemada por el smog de nuestras ciudades. Ella es la salud a enfermedades corporales.

Desde que conocí a Tara (tanto la metafísica como las terráqueas) siempre fue verde.
Su número telefónico… digo, su mantra es OM-TARE-TUTTARE–TURE-SUAHA (que más bien debe sonar como: om tarei tu tarei turei sojá).

Ya sea que venga a ti fuera de ti, o tú te “transformes” en ella y seas tu propia sanación, el alivio será.

AGRADECIDO DE HABERLA HALLADO

Tara Verde
En mi vida me he encontrado a algunas mujeres que son excelsas representantes y embajadoras de Tara Verde.

Como ya quedó explicado, Tara es una fuerza o ideal, por lo que no tiene problema para plasmarse como hombre/mascota/circunstancia/herramienta/alimento-medicina, pero obviamente me gusta más cuando la he visto como mujer: preocupada, ocupada, suave, envolvente, tierna, cálida, amistosa, sonriente, confiable y eficiente… (podría seguir con este ritmo por largo rato).

Podemos imaginar a un ejército de Taras clonadas actuando al mismo tiempo: como cuando vemos un contingente de enfermeras o a las tías, primas y hermanas en bola atendiendo a un enfermo en casa (curiosamente no se puede usar un grupo de porristas para estos ejemplos, simplemente no cuaja).

No hay por qué confundirse: la existencia o la no existencia de espíritus ocultos no tiene ninguna función en la tarea de la Iluminación.

Esta entrada de blog la he escrito en humilde homenaje a ellas. Aunque son una fuerza vital arquetípica (y por lo mismo no necesitan este tipo de energía), el lado femenino les gana y les es grato oír que les agradecemos sus atenciones y que las amamos.
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